Tres increibles científicas

Las mujeres tienen, y han tenido durante siglos, una menor representación en el campo científico [1] [2] [3] [4]. A pesar de la discriminación, los retos a superar y la infortunada tendencia de la comunidad científica a no reconocer completamente su trabajo, las mujeres han contribuido a diversos descubrimientos que han cambiado el devenir del mundo. Algunas de estas mujeres sí que son conocidas, como Marie Curie, pionera en el estudio de la radiactividad y dos veces ganadora del Premio Nobel [5]. Por ello, ha inspirado a otros múltiples científicos y ha recibido varios tributos (por ejemplo, en 2011 fue el año de “Marie Curie” [6]). Pero ella no es la única mujer que ha contribuido de forma significativa al progreso científico… En este post conoceremos otras tres talentosas e inspiradoras mujeres que han sido olvidadas.

Lise Meitner

Lise meitner en la universidad católica de washington (1946).

A principios del siglo XX, los científicos empezaban a comprender la complejidad de los átomos y los secretos que escondían: el descubrimiento de la radiactividad (Henri Becquerel en 1896), del núcleo atómico y los electrones (Ernest Rutherford en 1911 y 1914 respectivamente) fueron algunos de los descubrimientos más impactantes. Sin embargo, todavía quedaba mucho por explicar.

Lise Meitner nació en Viena en 1878. Dedicó su vida al estudio de la física y la radiactividad. En 1934, decidió estudiar un tema que estaba particularmente de moda en este campo en la época: reacciones nucleares artificiales. Acompañada de Otto Hahn, decidió aventurarse en la búsqueda de nuevos elementos químicos para completar la tabla periódica. En aquel momento, no se conocía ningún elemento más pesado que el uranio. “¿Qué serán esos elementos misteriosos qué se hallan a continuación del uranio en la tabla?” probablemente se preguntó Meitner.

El experimento de Meitner y Hahn era simple en teoría: bombardear un átomo de uranio con un neutrón y ver si el elemento era alterado como resultado. En tal caso, dos hipótesis serían posibles. La primera, que el neutrón se habría unido al uranio para formar un elemento más pesado. La segunda, que el uranio se habría separado en dos elementos cuya masa sumaría la masa del uranio.

El resultado fue sorprendente e inesperado. La reacción había producido dos conocidos elementos ligeros, Criptón y Bario, cuya masa no suma la masa del Uranio. Entonces, ¿dónde había ido la masa restante? Gracias a la famosa ecuación de Einstein E = m*c^2, Lise Meitner y Otto Hahn descubrieron que la masa restante se había convertido en energía…mucha energía. En otras palabras, acababan de descubrir la fisión nuclear, que sería extensamente empleada por ser la reacción conocida que más energía produce.

A pesar de que Lise Meitner jugó un papel importante en el descubrimiento de la fisión nuclear, en 1944 el Premio Nobel fue otorgado solamente a Otto Hahn. Como pasa a menudo, las contribuciones de mujeres son silenciadas o reducidas a simples agradecimientos, y la historia de Lise Meitner es el perfecto ejemplo. La próxima vez que cargues tu teléfono móvil, piensa en Lisa Meitner, probablemente una de los mejores físicos del siglo XX.

Fuentes utilizadas: [7] [8] [9] [10]

Mary Anning

Pintura de mary anning (hacia 1842)

La historia de Mary Anning comienza en 1799 en Inglaterra. Nació en una familia pobre que difícilmente llegaba a final de mes. En aquella época, la ciencia no era una preocupación principal de la sociedad y la paleontología ni siquiera existía; algo que cambiaría gracias a Mary Anning.

Mary Anning pasaba largos ratos con su padre buscando fósiles durante su niñez. La búsqueda de fósiles no tenía un objetivo científico para ellos, sino más bien económico: El padre de Mary Anning los vendía al mejor postor, a menudo a turistas adinerados. Este trabajo era entretenido, pero también venía acompañado de riesgos como derrumbes o corrimientos de tierra. En 1810, cuando su padre murió de tuberculosis, Anning se encontró sola con su hermano, su madre y varias deudas por pagar.

A la edad de 12 años, Anning continuó con la hacienda de su padre y creó un negocio en torno al mundo de los fósiles. El mayor descubrimiento de Mary Anning estaba apunto de suceder: encontró, con su hermano, un esqueleto entero de ictiosauro, un reptil extinto miles de años atrás. En 1821, descubrió un esqueleto de plesiosaurio, y después, uno de pterodáctilo en 1828. Con el trascurso de los años, la comunidad científica se concienció de la importancia de los fósiles para el entendimiento de la historia de la vida, y gradualmente se convirtieron en la clientela de Mary Anning. La “Asociación Británica para el Avance de la Ciencia” incluso le otorgó una renta vitalicia desde 1830 por su empeño y descubrimientos.

Mary Anning también fue fundamental para el desarrollo de algunas técnicas de minería de fósiles que todavía se usan a día de hoy. También contribuyó a entender ciertos aspectos, como las “piedras bezoar”: son piedras encontradas en el tracto gastrointestinal de algunos fósiles, básicamente heces fosilizadas, que han sido cruciales para entender los ecosistemas prehistóricos.

Mary Anning murió a la edad de 47 años por un cáncer de mama. Casi nunca ha recibido el crédito merecido por sus descubrimientos, a menudo atribuidos a sus compañeros. Pese a ello, esta apasionada investigadora sentó las bases de lo que se convertiría en paleontología y jugó un papel fundamental destacando que la extinción de especies era un hecho.

Fuentes empleadas :  [11] [12

Nettie Stevens

Retrato de nettie stevens (1901)

La historia de Nettie Stevens comienza en Vermont (EEUU), justo tras la Guerra Civil, en1861. Procedente de una familia adinerada se graduó en la Academia Westford a la edad de 19 años y se convirtió en profesora. En aquellos tiempos, las mujeres tenían pocas oportunidades: como máximo podrían convertirse en secretarias o profesoras. Sin embargo, la pasión de Stevens por la biología hizo que nunca dejara de estudiar.

Por un largo periodo, su vida seguía el esquema “Trabajo – Economía – Estudio”: pasó varios años trabajando para ahorrar tanto como pudo y así poder permitirse estudiar en instituciones que aceptaban mujeres. Era una profesora entusiasta y una brillante alumna. A menudo, estaba entre los mejores estudiantes de su clase, lo que le permitió entrar en la Universidad de Stanford a la edad de 35 años y obtener una carrera en Fisiología y un máster en Histología.

A la edad de 39 años, Stevens finalmente se convirtió en lo que siempre había querido ser: una científica. A partir de entonces, dedicaría los 11 años restantes de su vida al estudio de los procesos de determinación del sexo; algo que en el momento se acarreaba a factores de la madre o el ambiente. Su trabajo se centró en los cromosomas de diversos insectos, siendo la primera en observar que diferencias en los cromosomas estaban ligadas con diferencias en la determinación del sexo. De hecho, descubrió que la presencia de un pequeño cromosoma Y en los gusanos de harina implicaba un sexo masculino, mientras que su ausencia daba lugar al sexo femenino.

La publicación de este descubrimiento en 1905 fue una revolución en la teoría de la determinación del sexo. Aunque otros científicos también hicieron descubrimientos similares en la época, Stevens aportó una evidencia sólida y teorías que incluso a día de hoy son consideradas válidas. Sin embargo, muchos científicos no creyeron la teoría de Stevens y tuvo que pasar un tiempo hasta que sus descubrimientos fueran reconocidos.

Stevens murió prematuramente a la edad de 50 años por un cancer de pecho. Su breve carrera científica, sin embargo, no redujo su amor por la ciencia y en concreto por la biología. Pese a sus grandes descubrimientos, la teoría del determinismo sexual es generalmente atribuida a Thomas Hunt Morgan, un eminente genetista que hizo similares descubrimientos a los de Stevens. De nuevo, a pesar de su gran aportación científica, la contribución de la mujer en la ciencia es a menudo ignorada e infravalorada.

Fuentes utilizadas: [13] [14]

Más igualdad

Todavía en nuestros tiempos, a pesar del progreso realizado en lo que a paridad respecta, las mujeres son a menudo olvidadas. Este hecho se conoce como el “Efecto Matilda” [15], y diversos estudios testifican su existencia, ya sea en la búsqueda de trabajo [16], en una entrevista en medios de comunicación [17] o a la hora de recibir premios científicos[18]. Las mujeres, muy a menudo, están todavía a la sombra de hombres que reciben todos los reconocimientos. Es importante, por tanto, eliminar estos prejuicios contra las mujeres, otorgándoles el mismo acceso a los distintos trabajos, mejorando sus condiciones de trabajo y concienciando sobre los problemas que las las mujeres han tenido que afrontar.

Igualdad de género representada con una balanza

Referencias

[1] https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5749692/#pone.0189136.ref001

[2] https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/25887727/

[3] https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/23894278/

[4] https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/22988126/

[5] https://www.biography.com/scientist/marie-curie

[6] http://cosmopolitanreview.com/2011-the-year-of-sklodowska-curie/#:~:text=In%201911%2C%20Marie%20Curie%20was,Curie’s%20Nobel%20Prize%20in%20Chemistry.

[7] https://www.photoniques.com/articles/photon/pdf/2014/03/photon201471p22.pdf

[8] https://en.wikipedia.org/wiki/Lise_Meitner

[9] https://www.britannica.com/biography/Lise-Meitner

[10] https://www.youtube.com/watch?v=6UvbdidT-qM

[11] https://www.youtube.com/watch?v=jBuc8VnZShY&t=153s

[12] https://en.wikipedia.org/wiki/Mary_Anning

[13] https://en.wikipedia.org/wiki/Nettie_Stevens

[14] https://www.nature.com/scitable/topicpage/nettie-stevens-a-discoverer-of-sex-chromosomes-6580266/

[15] https://en.wikipedia.org/wiki/Matilda_effect

[16] https://journals.sagepub.com/doi/10.1177/1350508411414293

[17] https://journals.sagepub.com/doi/10.1177/1075547010378658

[18] https://journals.sagepub.com/doi/10.1177/0306312711435830

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